Es tentador creer que un programa nos solucionará mágicamente las labores de procesamiento en geología estructural. Muchas veces creemos que basta con ingresar datos, emplear algunos comandos y esperar un resultado. El lado negativo de esta práctica es que no suele conocerse cómo es que opera el programa entre bastidores. Casi siempre trabajamos bajo las siguientes suposiciones, Nº1: que no se necesita conocer los principios teóricos con los que un programa funciona para uno o más procesos, Nº2: que el programa automáticamente validará la calidad de los datos estructurales ingresados, y Nº3: que los resultados entregados por el programa no necesitarán ser discutidos o interpretados para obtener la mejor solución. Por estas razones, el uso y abuso de programas en geología estructural puede encontrar un punto crítico en el que los datos colectados en la cartografía geológica pueden verse fácilmente estropeados.

Respecto al punto Nº1

Los principios teóricos de todo procesamiento geológico son conocimiento ya establecido desde la ciencia. En geología estructural existe el método de los diedros rectos, clasificación cinemática de fallas, modelo de rotura de Mohr-Coulomb, e incluso una simple proyección estereográfica en un programa involucra una serie de algoritmos modulados para su funcionamiento. En esencia, deberíamos conocer un mínimo de estos conocimientos para saber cómo configurar cada uno de los procesos del programa. Estar consciente de los principios teóricos sirve para saber cómo es que el programa presenta los cálculos y gráficos de cada instancia ejecutable. Esto sirve para darle valor útil al programa. Es por ello que cada quien tiene su propia forma de trabajo; y dentro de un equipo, a pesar de tales diferencias es posible obtener resultados similares y óptimos.

Respecto al punto Nº2

Suponer que un programa realiza una validación automatizada y acertada de los datos estructurales cuando éstos son ingresados, está lejos de la verdad. En la práctica, tales datos ya sea que hayan sido recogidos de campo o extraídos de algún mapa publicado pueden ser erróneos. Los errores son consecuencia de datos mal tomados, de una fotointerpretación no siempre correcta o exagerada, o hasta de una pobre coherencia espacial entre los datos estructurales respecto a los límites de unidades estratigráficas mapeadas.

En las bases de datos estructurales siempre existirán datos duplicados o anómalos (outliers) incluso si los datos han sido bien tomados. Estos últimos en el análisis estructural son los de mayor preocupación ya que pueden interferir en un adecuado despliegue de secciones estructurales, o para el análisis estructural es posible obtener un cálculo errado de paleoesfuerzos.

En este sentido, es difícil para un programa detectar si los datos estructurales ingresados son correctos. Suponer que un programa realizará tal proceso por nosotros tiene consecuencias no menores. Por ejemplo, un error muy común del análisis estructural es obtener una superposición de tensores compresivos y extensivos en soluciones de falla. Esto es incoherente ya que en un resultado aceptable se esperaría tener como mínimo que la densidad de los sigmas 1 respecto a los sigmas 3 se encuentran separados a ~90º vistos en planta. A menos que reparemos en este error, el programa será incapaz de determinar si la superposición de los tensores es un resultado coherente o no.

Respecto al punto Nº3

Esta suposición parecer ser más subjetiva, pero es crítica en fases finales de un proyecto. Muchos de los datos estructurales están vinculados a un contexto regional y local según cómo sea la cartografía del área de estudio. Para ilustrar este punto, en la siguiente imagen se muestra el procesamiento e interpretación de un conjunto de microestructuras ploteadas en ciclográficas:

Geologia 3D -uso y abuso de programas en geologia- 1
Soluciones de falla para 20 microestructuras procesadas en Faultkin (propiedad de Richard Allmendinger). La compresión máxima (sigma 1) es calculada gracias a la integración del total de microestructuras, y luego corroborada por la cartografía. Si la cartografía estuviera ausente no se tendrían criterios sólidos para discutir o interpretar adecuadamente los resultados preliminares entregados por el programa.

Efectivamente, Faultkin hace un buen trabajo en procesar y brindar resultados preliminares. La integración de 10 microestructuras de cinemática dextral-normal (A) y otras 10 de cinemática sinestral-normal (B) está establecida en una única ciclográfica (C). Los resultados muestran que la distribución de los posibles sigmas 1 se da a lo largo de una dirección promedio NE-SO, mientras que se tiene al sigma 3 con una dirección ~N-S. El problema de estos resultados es que el programa por sí solo no es capaz de establecer cuál es el sigma de mayor influencia para esta deformación. Para determinar ello es necesario recurrir al modelo de deformación tectónica del área de estudio, es decir, la cartografía (D). Con ella se aprecia que las microestructuras estudiadas son parte de una zona de cizalla NO-SE de cinemática sinestral de mayor orden dominada por una sigma 1 NE-SO. Adicionalmente, la dirección del sinclinal NO-SE tiende a ser perpendicular al sigma 1, lo cual corrobora el análisis en las microestructuras.

Resumiendo, el uso y abuso de programas en geología estructural es un paradigma en el que cada geólogo debe ser cauto por las razones expuestas anteriormente. Los avances tecnológicos nos permiten avanzar mejor y más rápido en el procesamiento e interpretación de datos estructurales; no obstante, dichas tareas no pueden llevarse a cabo sacrificando buenos resultados. El uso y abuso de programas para la realización de tareas repetitivas no es necesariamente una mala práctica, el problema radica cuando se realizan suposiciones muy libres tal como se ha descrito en los puntos Nº1, Nº2 y Nº3. Lo presentado hasta ahora es análogo a tratar de emplear una calculadora de mano sin siquiera saber sumar, multiplicar o dividir operaciones relativamente sencillas. Definitivamente la máquina nos superará.

Es poco confiable que un programa pueda entregar todas las respuestas adecuadas a nuestros problemas. Especialmente, si se toma en cuenta que estas herramientas sirven mayormente como medios de procesamiento, más no como guías de interpretación. Sumado a que los datos extraídos de la cartografía geológica pueden tomar formas complejas que pueden escapar del «entendimiento» del programa, y que finalmente, tendremos que atender.