Los yacimientos epitermales son sistemas hidrotermales donde el emplazamiento de vetas, brechas y zonas mineralizadas responde a una combinación de procesos mecánicos y geoquímicos guiados por la deformación tectónica. Tal como se destaca en la serie de publicaciones contenidas en Rowland y Rhys (2020), la geología estructural es esencial para entender dónde, por qué y cómo se localizan las leyes metálicas (P. Ej., el oro y la plata) en estos sistemas, pues la mineralización refleja la relación entre la cinemática y evolución tectónica de las estructuras que canalizan los fluidos mineralizantes.

Uno de los principios centrales es que los sistemas epitermales funcionan dentro de un marco estructural jerárquico, donde las fallas y heterogeneidades reológicas condicionan el desarrollo de conductos permeables. En consecuencia, la mineralización no se distribuye al azar, sino que suele concentrarse en zonas de ruptura dominadas por extensión o transtensión, donde se manifiesta a través de geometrías en-echelon. Los arreglos y cinemáticas de las fallas cumplen un rol vital en la ocurrencia de sitios con apertura tectónica, ya que allí la permeabilidad secundaria tiende a incrementarse. De acuerdo con las jerarquías estructurales y la redistribución de la deformación, una falla de desgarre puede albergar, en su zona de daño, fallas de orden inferior capaces de generar los “espacios” para la inclusión de fluidos, dando lugar a vetas. Las estructuras generadas bajo un contexto de deformación frágil siguen los modelos clásicos de cizallamiento (P. Ej., de Riedel o Ramsay), cuyas configuraciones que determinan la ubicación de los clavos mineralizados (ore-shoots). Este punto es clave, ya que las fallas dominadas por extensión o transtensión conectan a sistemas vetiformes definiendo zonas de altas leyes metálicas.

Si bien las jerarquías estructurales brindan un conocimiento sobre la localización de los clavos, son los regímenes tectónicos y, en particular, los campos de paleoesfuerzos, los que permiten interpretar su orientación. Los cambios en el régimen tectónico regional (extensional, compresivo, de desgarre) modifican las condiciones de apertura de vetas, el ángulo de cizalla y la geometría de los planos mineralizados. Sin embargo, dichos cambios no solo influyen en la generación/orientación de estructuras nuevas, sino que también pueden reactivar estructuras preexistentes con cinemáticas distintas. Un caso recurrente ocurre cuando una veta aperturada bajo un régimen extensional o transtensional es posteriormente sobreimpuesta por una deformación compresiva o transpresiva posterior. Este tipo de evidencias resulta fundamental para explicar por qué ciertos segmentos de una misma falla-veta concentran clavos mineralizados mientras otros permanecen estériles.

Asumiendo un único evento de deformación, es posible calcular la orientación del sigma 1, aunque para ello, además de la cartografía geológica convencional, es indispensable medir indicadores cinemáticos en distintos sitios de fallas, vetas o de la roca caja (Rhys y otros, 2020, Fig. 1). Una base de datos construida a partir de estrías o fibras recristalizadas, sobre las cuales se hayan obtenido registros de rumbos, buzamientos, cabeceos y cinemáticas (con componentes principales y secundarias) es esencial para el cálculo del trend y plunge del sigma 1. Está demostrado que los clavos mineralizados en yacimientos epitermales presentan una orientación bastante cercana a la del sigma 1 asociado al evento tectónico dominante. Esto significa que, aun sin datos iniciales de leyes metálicas, el estudio microestructural permite inferir la orientación potencial de los clavos. La lógica inversa también es válida: cuando sí se disponen de leyes metálicas, en los modelos predictivos de mineralización en 3D, se puede usar a la orientación del sigma 1 como vector para remodelar las formas e inclinaciones de los isovalores de leyes. Esta forma de trabajo proporciona varias ventajas, pues al intersecar secciones (de trend paralelo al sigma 1) con dichos isovalores, es posible estimar el número de clavos mineralizados, evaluar la conectividad de entre fallas-vetas e identificar mayor o menor permeabilidad secundaria a través de diferentes dominios entre fallas mayores.

Geologia 3D -yacimientos epitermales mineralizacion estructuras- 1
Figura 1. Block diagrama ilustrando la geometría y posición de los indicadores cinemáticos comunes en fallas-vetas en yacimientos epitermales. Tomado de Rhys y otros, 2020. Clic en la imagen para ampliar.

A cualquier escala de observación, la mineralización en los yacimientos epitermales depende de la cinemática y evolución tectónica de las estructuras. Las jerarquías estructurales no son arbitrarias, del mismo modo que los campos de paleoesfuerzos en un régimen tectónico determinado tampoco lo son. Un buen cartografiado geológico convencional del distrito minero de interés siempre es útil; sin embargo, conviene complementarlo con reconocimientos cinemáticos de fallas y vetas basados en los indicadores medidos en terreno. Con ello es posible reconstruir la orientación de los clavos mineralizados en términos de los paleoesfuerzos, en especial del sigma 1. Esta forma de trabajo permite integrar rigurosamente la geología estructural en modelos exploratorios y evita interpretaciones erróneas sustentadas únicamente en el empirismo o en la sobreestimación de modelos teóricos.